CENTRO DE CREACIÓN CONTEMPORÁNEA  ESPACIO TANGENTE

 

EL LUGAR CRUDO - YACIMIENTO DE ARTE URGENTE

LOS NAVEGANTES DEL PALOMAR

 
del 6 de septiembre al 4 de octubre 2007
  EXPOSICIÓN - INSTALACIÓN

A principios de la última década del siglo XX, en la puerta norte de una mínima, y además disminuida, localidad de la provincia de Burgos, a una jornada de las de a pie, de la capital, se fundó con artimañas un pequeño prostitutorio, para principalmente ofrecer en ruta traficadas y desvalidas hembras al capricho de desaprensivos conductores de vehículos pesados. Bien pronto, el pedazo de suelo municipal invadido empezó a  sufrir una crudopatía que lo dejaría al correr de los años estéril e inhabitable. Avanza ya la primera década del nuevo milenio, y en la tenebrosa casa de licencia así como en el espacio esquilmado continúan machos royendo hasta el hueso ferozmente carne y tierra especuladas. Durante cerca de veinte años, dos mil metros cuadrados de pueblo llevan perteneciendo a lo inhumano.


Mas a partir del año 6 del siglo nuevo un grupo de vecinos, agotados los procedimientos burocráticos, comienza decididamente a conjurar por medio de fórmulas creativas la detestable política de tolerancia y premio con que el indigno cabildo, y otras instancias administrativas, cuidan el fétido prostitutorio, y a exigir la inmediata revocación del oprobio que asola al pueblo.
Fue entonces cuando los Navegantes del Palomar comenzamos a re-imaginar y dar campo plástico al Lugar Crudo, para iluminar —y vencer acaso—, las circunstancias de inmolación e invisibilidad social en que nos encontramos (aunque sufriendo distinto grado de crueldad y agresión), las mujeres   prostituidas, las vecinas y vecinos de la aldea polvorienta y la propia tierra que habitamos.


Un gran pozo negro preside la instalación. En los laterales de su brocal las tres escuetas preguntas críticas de Kant: "¿qué puedo saber?”, “¿qué debo hacer?”, “¿qué me es permitido esperar?” van a recibir unas heterodoxas e inesperadas respuestas:


A la primera, “¿qué puedo saber?”, contesta Lewis Carroll desde Alicia en el país de las maravillas:
-¿Querría usted indicarme qué camino debo tomar para salir de aquí?
-Eso depende en gran medida del lugar a donde quiera ir -respondió el gato.
- No me preocupa mayormente el lugar... -dijo Alicia.
-En ese caso poco importa el camino -declaró el gato.
-...con tal de llegar a alguna parte -añdió Alicia a modo de explicación.
-¡Oh! -dijo el gato-. Puede usted estar segura  de llegar si camina durante un tiempo lo suficientemente largo.”


A la segunda, “¿qué debo hacer?”, replica Ferrán Sevilla mediante un texto dibujado en la superficie del cuadro Pariso 61:
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ÇADONNEDESBONS xRESULTATS


A la tercera,  “¿qué me es permitido esperar?”, responde André Gide:
 La abuela tejía medias: era la única ocupación que le conocí: tejía durante todo el día, a la manera de un insecto; pero como se levantaba con frecuencia para ir a ver lo que hacía Rose en la cocina, perdía la media en algún mueble y creo que nadie la vio jamás acabar una. Había medias comenzadas en todos los cajones.


De las tres respuestas, dos al menos niegan la discursividad lógica. Y a este razonable proceder, precisamente, es a donde quiere llegar el proyecto visual que proponemos: ¿Es posible enfrentarse a un burdel y sus oscuras redes adoptando los consejos y actitudes urgentes que sugieren Carroll, Lear, Jarry, Gertrude Stein, Hausmman, Tzara, Groucho Marx, Breton, Ionesco, Fregoli, Brossa, Arrabal, por ejemplo y al buen tuntún, y soltando por doquier sacos de incontrolables snarks y macguffins? Ítem, ¿es posible marearlo y rematarlo a base de embestidas a lo Rebecca Horn, cuyo padre cuando era niña le contaba cuentos de brujas, duendes y dragones que le produjeron una ansiedad crónica, a lo Katharina Sieeverding, a lo Rosemarie Trockel, a lo Valie Sport?


La presente exposición se presenta, pues, como el desarrollo de una hipótesis de trabajo, y de modo urgente la propone y abre a la ciudad de Burgos, testando también la eficacia de una de las piezas de la exposición del Teatro Calderón que dio excelentes resultados en Valladolid, la Blocteca, cuyos breves mil catorce volúmenes, con las hojas en blanco al empezar la muestra, encuadernados con el cartón desnudo de los rollos de papel higiénico, se proponen al público para que, a modo de minúsculas pizarras de Beuys, nos explique sin ambages, familiarmente, arte intuitivo para aplicarlo, en este caso, al alivio y desinfección de lugares crudos.
La Blocteca, demás de ser un ombligo de diálogo permanente mientras dura la exposición y aún luego, en la sala hará de umbral para la parte final de la propuesta, donde se ubican piezas de inventiva vecinal, de arte austero, simple e indiferente ante el poder, y cuya fuerza de convicción radica en lo sencillo, lo imperfecto e inacabado, lo pobre e irregular como superior a lo refinado, perfecto y simétrico.


Siendo esencia indeclinable de la exposición que no se vea con una actitud única de contemplación estética, los Navegantes del Palomar nos incluimos en ella, como ruedas de su mecanismo, para ir tejiendo medias y dejarlas empezadas por todos los rincones, para cooperar en que, durante el tiempo de permanencia de lo instalado, se celebre continuamente al pie una fiesta y feria de comunicación y de inventiva urgente; y nos incluimos también como notarios que levantan acta de todos los Lugares Crudos que el cálido público sugiera como casos o espacios de emergencia; yacimientos donde poner a prueba las soluciones y efectos de lo que hemos dado en llamar ARTE URGENTE, realizado por una buena basca.Los Navegantes del Palomar 
Mercedes Gutiérrez y Rafael Torres (o Milafina & Zarrazarrias o “Navegantes del Palomar”) formaron equipo en el año 1997 para promover y producir procesos de plástica social y nómada, y desde entonces, concibiendo el arte como las maniobras ordinarias de la vida (observar, juntar, separar, plegar, limpiar, barrer, elevar, sumergir, fregar...), organizadas visualmente en lugar de para la utilidad, para la emoción, se desplazan de un lugar a otro provocando acciones y desarrollando ejemplos de estética del trabajo cooperativo, estética de la prevención, estética de la salud, estética práctica.


Ambulantes en extremo, acuden desde el mareante palomar (palo/mar) situado entre Valladolid y Burgos, donde tienen el pósito, a cualquier geografía con sus petates, bultos y líos; y como zabarceras ofrecen por menudo  los frutos de un arte jugoso desde el estribo mismo de su viejo vehículo de fatigados caballetes de vapor.


Milafina & Zarrazarrias, dentro de las corrientes de un “arte de mitología personal”, donde laten continuos procesos de agitación del pensamiento y  sobresale una amplia carga testimonial, desvarían un volapuk, un esperanto visual que, al modo del ideado por Zamenhof para el habla, sirviera en este caso de lengua plástica universal; se chalan inventando psicoductos para el  paso del espíritu y arteductos para la salida del arte y se guillan urdiendo estropajos, consolidando asperones y rastreando ensalmos que lo desadonicen.


contacto: ellugarcrudo@gmail.com

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