CENTRO DE CREACIÓN CONTEMPORÁNEA ESPACIO TANGENTE

Nebša


Néboa: concierto en Espacio Tangente
Sesión en directo, 03/02 en Espacio Tangente, editado en Burgos/Cuenca 08/03
(Biblioteca sonora dset CD03)
Néboa.


Me encantaría deciros que Néboa nace como proyecto doméstico, pensado para mi ocio y el de mis seres queridos, pero os estaría mintiendo.
Néboa es Javier Alvarez Alonso y su relación con un montón de audiocacharros, casiotones, juguetes, emisores de ruidos, receptores de interferencias, cosas con transistores dentro e instrumentos de segunda mano; también tengo un acordeón de plástico que es la leche, pero lo cierto es que no trabajo con la estética del desperdicio ni me interesan cosas como la electroacústica, Nam June Paik, o la gratuidad escenográfica (fenómeno en expansión). Por esta razón he decidido no volver a proyectar una sola imagen más en mis conciertos cuando ésta no sea parte integrante y fundamental de alguna pieza. Me arrepiento de haber usado imágenes anteriormente, que muchas veces sólo funcionan como colchón de lo sonoro, como si el videoclip fuese un antídoto contra el aburrimiento que para muchos supone una escucha concreta de la música; esto es caer en una dinámica idiota tipo Disney, y no me parece digno comerciar con mi producto usando lacitos rojos; quizás esto sucede porque soy consciente de ser, como cualquier otro creador, un productor de ideología, y últimamente intento ser cuidadoso en este aspecto.
Siguiendo con mi laboratorio, lo cierto es que uso chatarra porque me lo paso pipa cuando tengo un montón de objetos a mi alrededor que no están necesariamente ligados a una tradición musical hermética ni me inspiran el más mínimo respeto. Me gusta que no puedan hacer muchos sonidos a la vez porque no me gusta aburrirme. Cuando los músicos formales (avanzados) me hablan de timbres no puedo evitar pensar en que lo único que me interesa de ese discurso es ese poquito de mercurio que hace posible el din-dón de las puertas.
Muchas piezas de Néboa parten de la composición entendida como ocio, aunque la composición, dicen los eruditos, es un proceso que pertenece a la esfera de lo institucionalizado como música culta y yo no estoy incluida en ella, así que parece que, como planteaba Cage, me limito a organizar sonidos. Pues mira tú que problema.
En oposición a la idea de composición como proceso preestablecido que sigue un orden interno estricto e intocable que antes mencionaba (idea que ha conducido a muchos músicos a la parálisis por agotamiento), admiro la capacidad que tienen algunos artistas para plantear trabajos que funcionan en distintos niveles de lectura, investigando líneas de producción que ayudan a provocar problemas antes que a resolverlos; el objetivo es lograr dispositivos que no tengan que inscribirse por necesidad en un único territorio (la crítica estética o la cultura de baile, por ejemplo) pero que tampoco los excluyan. En este sentido muchas propuestas del sello Warp, en particular Aphex Twin, Autechre, y sus trabajos con Chris Cunningham, suponen para mi una referencia clara. Lo más interesante de este planteamiento es el uso de fórmulas preconcebidas -hit del verano, sintonía pop, himno electrónico...- para conseguir otros resultados; tal y como se formula desde la guerrilla de la comunicación, interferir en el código y alterarlo para subvertirlo, antes que intentar destruirlo.

El concierto.


Coincidió con la inauguración de la exposición fotográfica “33 Objetivos”, y fue una mierda; prácticamente nadie prestaba la más mínima atención a la música, y mientras muchos hacían coros estilo botellón mientras se paseaban con su vino por la sala, yo intentaba concentrar toda mi estamina en la producción de sutiles pasajes de belleza inusitada: a tomar por culo, ni puto caso; recuerdo haber visto a mi chica distraída con alguien y pensar que aquello era el extremo de la infidelidad; por no hablar de varias personas que se acercaron para hablarme... ¡mientras tocaba! (¿a alguien se le ocurre ir a comentarle la jugada a un guitarrista en mitad de un concierto?). En fin, si vuestros conciertos no se ciñen a un modelo de actuación que el público pueda reconocer a simple vista y queréis un consejo, jamás toquéis en un evento que contenga el propio concierto dentro de sí; pinchar canciones es muchísimo más cómodo y los resultados son sospechosamente parecidos.


La edición


Curiosamente la grabación de la sesión resultó ser buena; la edición fue una cuestión de dos llamadas de teléfono, fotocopiar, cortar, pegar y sacar músculo con Javier Ortega, impulsor del proyecto. Hicimos cien copias, numeradas por una absurda cuestión de fetichismo-sosipandi; cd de cartón, desplegable con información completa (mi amigo Jevi me dijo que esto era como muy universitario), dibujitos, un par de postales y ese tipo de cosas; sé que algún maniático gilipollas nos lo agradecerá, y de verdad os comprendo: soy uno de los vuestros.
Agradecimientos. A Javi Ortega (gracias a ti el cd está ahí), Abajo Izquierdo (gracias a ti yo estuve allí) y Belín (gracias a ti esto está aquí); Susana, Sergio, el gran Alvaro Tangente (**felicidades**) y Barri Díaz (los colegas son los colegas). Y por supuesto, al gran pilar de la cultura contemporánea burgalesa, el bar Patillas, donde por cierto pienso llevar a cabo mi siguiente proyecto: “Néboa, primer concierto electrónico unplugged” &#61514.
Néboa es Javier Álvarez Alonso.

+ info: NÉBOA

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