COMUNICADO
SOBRE EL ESTADO DE LA CULTURA EN BURGOS
En los últimos años venimos observando
que en el nombre de la cultura se está consolidando un verdadero
proceso especulativo. Este uso arbitrario de dinero público no
sólo afecta al ámbito cultural sino a todos los ciudadanos
en general.
Asistimos a una proliferación de fundaciones,
centros de arte contemporáneo, centros culturales gestionados por
empresas privadas, festivales y otros eventos cuya financiación
y justificación es totalmente opaca y no cuenta con la participación
de los actores directamente implicados.
En este contexto de exhuberancia cultural se
encuentra la otra cara de la "moneda", donde podemos encontrar
a artistas, asociaciones y colectivos en una situación de absoluta
precariedad, muchas veces debida a la falta de apoyo de las instituciones
a la cultura no considerada de consumo o propaganda.
En el caso concreto de Burgos, perfectamente
extrapolable al resto de la comunidad de Castilla y León, esta
situación está llegando a límites realmente preocupantes.
En el marco de una candidatura europea a la capitalidad cultural en 2016
(a la que también opta, entre otras, Segovia) numerosas asociaciones,
colectivos y artistas se ven afectados por retrasos en el ingreso de los
convenios o en la resolución de las ayudas a proyectos que se supone
deberían desarrollarse durante el presente año. Teniendo
en cuenta que nos encontramos en octubre, la situación se presenta
difícilmente sostenible, siendo imposible llevar a cabo las actividades
proyectadas.
Entendemos que esta actitud de desprecio por
parte de las instituciones, a lo que podríamos llamar cultura de
base y no del mero espectáculo, entra dentro de lo escandaloso
si miramos a nuestro alrededor y observamos el clima tan "boyante"
de la cultura institucional.
Se destinan grandes partidas de dinero en contratar
consultings para estudiar las estrategias de una capitalidad cultural
europea que se antoja muy complicada, o pagar por adelantado espectáculos
que gastan en un par de horas el presupuesto que algunos colectivos perciben
en un año o varios; o en el caso de Castilla y León, se
crea una Fundación Siglo que destina cientos de millones de euros
a la cultura sin ningún control político, entre otros muchos
ejemplos.
Para evitar todos estos desmanes sería
necesario un mayor control de la gestión que realizan las instituciones
del dinero público, mediante mecanismos reales de participación
ciudadana y asesoramiento por parte de aquellos agentes culturales que
llevan tiempo demostrando su capacidad de gestión.
Pedimos que se reactiven y potencien las propuestas
e iniciativas sobre Consenso Social, tales como el Consejo Asesor Cultural,
incentivar la participación con derecho a opinión decisoria
en las Comisiones de Cultura de los actores locales más competentes
e involucrados, retomando así la voz de las organizaciones, asociaciones,
colectivos sociales y ciudadanía en general que trabaja activamente
en la vida cultural y social de nuestra ciudad.
El apoyo a la cultura local pasaría
por una regulación de las relaciones contractuales entre los artistas
y colectivos con las instituciones, en las que se establezcan plazos para
la concesión de las ayudas, la firma de los convenios, el pago
de los contratos, etc, y que no se ciñan exclusivamente a cómo
se deban de justificar los gastos frente a la administración, lo
único legalmente regulado en la actualidad.
nstamos, por último, y hacemos un llamamiento
a las fuerzas sociales y culturales para que logremos coordinar un trabajo
conjunto en este sentido y desarrollar un potencial creativo, fresco,
abierto y reivindicativo que motive, incentive y genere esa ilusión
por una ciudad y un entorno en el que recuperemos nuestras voces.
BURGOS. OCTUBRE 2008
|