El Encuentro es un conjunto de barracones prefabricados en el extraradio de Burgos y que el ayuntamiento cedió para cinco años a una comunidad gitana en lo que han llamado “proceso de integración”. Escondidos en un barranco entre un polígono industrial y debajo de una perrera (la cual mezcla sus aguas residuales con el alcantarillado del poblado provocando en las casas un olor insufrible). En esta situación siguen ya diez años aislados y esperando una solución que los integre a una vida digna con los mismos derechos de todas las ciudadanas.
 
Al llegar al Encuentro nos encontramos con M. José la educadora, que nos presentó a una quincena de chicas de unos veinte años de edad con sus hijos pequeños (M. José mantiene con ellas una estrecha relación y ha visto nacer a los más pequeños. La mayoría de hombres se encontraban trabajando en la construcción asi que pronto nos dimos cuenta de que ellas eran las primeras en sufrir esta cruel getificación.
 
Nos dispusimos a hacer una asamblea para presentar la intervención y empezaron a hablar sin tapujos quejándose de que estaban muy cansadas y aburridas de no poder tener las posibilidades de acceder a un trabajo, de tener que estar viviendo en comunidad (incluso se casaban unos con otros).
 
Nuestra primera intención a la hora de concebir las posibles intervenciones fue la de contextualizar, informándonos de su situación poniéndonos en contacto con los educadores del poblado que desde el primer momento nos ofrecieron su más total colaboración,  se puso énfasis en presentar el proyecto a la comunidad, y desde un punto de mira orgánico; es decir les lanzábamos una herramienta de visibilidad para su problemática y ellos tenían que decidir de que forma querían aparecer y cuáles iban a ser las consignas a expresar. Esta inquietud nos surgía por la necesidad de no aparecer como interlocutores de una problemática donde ellas tenían que protagonizar en primera persona.