Ayer, a media máquina. Hoy hasta las estrellas. Este es el momento del exceso, o todo o nada. Marina Tsvetaieva.

La exposición, que comprende la última época del artista (pintor, dibujante, escultor,..) Juan Mediavilla, nos dió la oportunidad de reconocer, en su ropia ciudad, la calidad indudable de una figura de alcance nacional (y sideral). Referencia de autenticidad durante más de tres décadas de trabajo y compromiso (con los excluidos) pone de manifiesto el concepto de artista y arte en su acepción más visionaria y transgresiva. Como si de un Bukowsky de la plástica habláramos, refleja en sus obras todo lo calamitoso que rodea a la vida (hombre-sociedad) la infrahistoria, sacando a la relucir la vida en las ciudades, ¿cómo?. Nos dibuja y pinta el barrio retorcido con el hierro, cemento, plástico, coches, farolas, pavimentos, terrazas, edificios echándose encima de "Fulanito de Tal", los cuchillos cuelgan en el cielo, el peligro siempre está cerca, dentro y fuera, cuando se vive en una gran ciudad, todo con color, luz, claridad primaveral, todavía hace frio. Acumula estos materiales, unos sobre otros, formando esculturas y relieves, coloreados, fundidos, mostrando un trozo de donde vivimos. Lo cotidiano, el día a día, el camino con los zapatos de todos los días pintados sobre un fondo blanco, un suelo, una mesa, un mechero verde translúcido, un cazo de hervir el agua, la leche, el aire... Una patera llena de inmigrantes en un mar rugiente como la vida que Juan plasma desesperadamente. El arte secuanciado, fiel reflejo de una manera de expresar lo visto y sentido, el Comic, jeroglíficos egipcios, el Beato de Liébana, el Apocalipsis. Este Arte no ha dejado de producir obras maestras, y para continuarlo está Juanito, cual monje miniaturista concentrado en su trabajo con humildad, narrando los estados anímicos ante la magnitud de los acontecimientos que rodean al hombre actual. Nada tiene que demostrar, pero mucho que mostrar, Una obra, un punto de vista universal y de barrio, a través de las características gafas de Juan Jaravaca. Álvaro G. Sáiz.